De mi Espíritu
Bendícete a ti mismo
Bendice tu
pesebre interior.
Registros de Paula Heredia. "Porque no es el mundo Quien me abastece, ni le seré de señuelo"
De mi Espíritu
Que ninguna
cosa te prive de paz
Ni le
concedas lugar de autoridad a la preocupación
Más bien,
te develes a tu conciencia
Y sigas avanzando,
conociéndote a ti mismo.
El
simbolismo de tres triángulos ubicados en forma vertical, representa, cómo la
Humanidad, en Unidad de sus estados de conciencia, se eleva en su ascensión. En
lo colectivo, como en lo individual, se superan estados de conciencia y en esto
también hay Unidad. Cada triángulo indica ascensión, a nivel atmosférico, estelar
y celestial, cada uno firme en su base y en sus costados, con sus vértices
hacia arriba y alineados, permiten que las bases se unan y expandan el
beneficio y la armonía a todos sus lados. En una línea central coinciden sus
vértices y es lo que une a cada triángulo, representa la ascensión y que es el
espíritu quien logra esa armonía, uniendo a todos los estados de conciencia, elevándose
hacia Dios Padre Madre.
De mi Espíritu
Que salgan
del Amor
Todas las
palabras
Que salga
del corazón
Toda tu luz
Que vivas
desplegándote
En tu
plenitud
Que lo
sorbido de tus sonrisas
Ahora se
liberen en la Vida toda.
Cuando
el sol esta delante de ti, la sombra queda detrás.
Pero en
ti está la luz, por tanto, a más conciencia de ti mismo, más luz y a menos
inconciencia de ti mismo, menos sombra.
Esto
representa que la luz está en tu interior, tanto como delante de ti, detrás de
ti, a tu derecha y a tu izquierda.
Es en tu
interior, donde hallarás la hondura de la luz.
La sal del mundo, representa, el espíritu santo que Te Ha Sido Dado. Por tanto, es también un componente de ti mismo, tal como lo es tu alma, tu ser, tu esencia.
El
encontrarte a ti mismo, es recordar que lo divino está en tu interior y que
puedes elegir a conciencia, que lo divino se manifieste en ti.
El cerrar los ojos cuando se llora, es un acto inconsciente de no querer ver lo que duele. Sin embargo, las lágrimas recorren las mejillas hasta llegar a la boca, para que sientas. Para que te encuentres a ti mismo, sintiendo.
Es el
espíritu, el cauce divino del sentir.
De mi Espíritu
Así como
Has sido conocido por Dios Padre Madre
Así
conócete a ti mismo
Puesto que,
a cada momento Te Reconoce de Su fibra íntima
Tú mismo
reconoce, a cada momento, tu propia luz.